martes, 22 de abril de 2014

Gabriel García Márquez

    Como ya sabéis la noche del viernes pasado falleció el maestro de la literatura Gabriel García Márquez. Hemos tenido algún pequeño problema a la hora de publicar esta entrada pero aún así nos gustaría acercaros a su vida y a su obra, ya que consideramos que ha sido, es y será un genio.

     Gabriel García Márquez nació en Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos maternos y sus tías, los cuales marcaron el periplo literario del futuro nobel debido a la numerosa cantidad de historias de su juventud y fábulas que le contaban.

Aprendió a escribir a los cinco años en el colegio Montessori de Aracataca. En ese colegio permaneció hasta 1936, cuando murió su abuelo y tuvo que irse a vivir con sus padres a Sucre.

    En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional, donde tuvo como profesor a Alfonso López Michelsen. El estudio de leyes no era propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor, pues el 13 de septiembre de 1947 se publicó su primer cuento, "La tercera resignación", en el suplemento Fin de Semana de El Espectador.

     A principios de los años cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especia de asociación de amigos de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla al cual se unió; sus cabezas rectoras eran don Ramón Vinyes y José Félix Fuenmayor. En esa época García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura llevándole a vivir en pensiones de mala muerte. Los miembros del Grupo de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales.

     Cuatro años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Su estancia en Europa le permitió ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló las diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además mucho material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la ciudad de la luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.

     En 1967 apareció "Cien años de soledad", novela cuyo universo es el tiempo cíclico, en el que suceden historias fantásticas. Es una gran metáfora en la que, a la vez se narra la historia de las generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se cuenta de manera insuperable la historia colombiana desde después del Libertador hasta los años treinta del presente siglo.

     En la madrugada del 21 de octubre de 1982, García Márquez recibió en México una noticia que hacia ya mucho tiempo que esperaba, la Academia Sueca le otorgó el ansiado premio Nobel de Literatura. La concesión del Nobel fue todo un acontecimiento en Colombia y Latinoamérica. Al recibir el premio recitó un discurso que fue una auténtica pieza literaria de gran estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de personalidad nacionalista, de fe en los destinos del continente y de sus pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con la Latinoamérica, convencido desde siempre de que el subdesarrollo total, integral, afecta a todos los elementos de la vida latinoamericana.
   
     Después del Nobel, García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura nacional, latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes temas ejercieron una fuente influencia social.

     Tras años de silencio, en 2002 presentó la primera parte de sus memorias "Vivir para contarla", en las que repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004 vio la luz su novela "Memorias de mis putas tristes".

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